IDD-Lat 2016 | ||||
Presentación IDD-Lat 2016 | ||||
No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho. Aristóteles Uno de los desafÃos de la sociedad latinoamericana es alcanzar un grado de desarrollo democrático sostenible que aleje las tendencias negativas que han venido impidiéndolo hasta el presente. El autoritarismo en los liderazgos, la corrupción, la pobreza y la marginación de una parte importante de su población, la desigualdad, el narcotráfico y la violencia son al mismo tiempo causa y consecuencia en un cÃrculo que se retroalimenta. A esta situación propia se suma en esta coyuntura internacional un complejo panorama de inestabilidad y conflicto que, aunque afortunadamente no impacta plenamente en la región, genera un marco poco propicio para generar polÃticas de largo plazo que ataquen de raÃz los problemas endógenos mencionados. Sin embargo, paÃses, dirigentes y sociedades luchan por cambiar esa situación. El esfuerzo que realizamos para poner en comparación el desarrollo democrático de dieciocho paÃses de la región desde el año 2002 tiene el sentido de apoyar esos esfuerzos, iluminando aquellas situaciones que promueven el desarrollo y poniendo en evidencia las polÃticas y conductas que provocan un agravamiento del escenario. El IDD-Lat 2016 es la decimoquinta edición de este trabajo que evalúa el desarrollo democrático sobre la base de cuatro dimensiones: - La democracia de los ciudadanos, que mide el clima de respeto de derechos y libertades en cada paÃs. - La democracia de las instituciones, que evalúa el comportamiento de las instituciones y del sistema polÃtico en relación con los principios republicanos. - La democracia social, que analiza la gestión de gobierno en la generación de mejores condiciones para el desarrollo humano. - La democracia económica, que determina la evolución de la gestión de la economÃa en beneficio de la sociedad de los individuos. Los resultados de este año señalan que, tras la suba del año anterior, el promedio regional vuelve a caer un 3#% y se ubica en 4,710 puntos, y se observa con preocupación un repliegue generalizado en la dimensión democracia de los ciudadanos. Para que un paÃs pueda alcanzar plenitud democrática necesita, junto con los avances socioeconómicos, transitar con libertad e igualdad los caminos establecidos por su sistema polÃtico y respetar los derechos y garantÃas de todos los ciudadanos en el marco de instituciones con plena vigencia en base a la división de poderes establecidos en su sistema republicano. La evaluación 2016 muestra la necesidad de profundizar los esfuerzos, con distintos grados y matices, en el desarrollo de los aspectos de la democracia que refieren a los derechos y libertades, a la calidad de las instituciones y a la consolidación del sistema de representación polÃtica. Desde un punto de vista subregional, los paÃses del Cono Sur continúan liderando el desarrollo democrático latinoamericano, fundamentalmente por el aporte de Chile y Uruguay, que vuelven a encabezar el ranking de dieciocho paÃses, mientras Argentina cae al octavo lugar y Paraguay, que también cae, se ubica en el duodécimo puesto. Los paÃses de la región andina son liderados por Perú, que vuelve a subir y se ubica cuarto en el ordenamiento regional, seguido por Ecuador (sexto), Bolivia (séptimo), Colombia (13º) y Venezuela (16º). Los paÃses de América Central y Caribe muestran una gran diversidad de resultados que, en el nivel superior muestra a Costa Rica en tercer lugar en el ranking latinoamericano, seguido por Panamá, quinto; son los únicos dos paÃses de esta subregión que logran puntajes superiores al promedio regional. Bastante más atrás se ubican El Salvador (décimo) y República Dominicana (undécimo). En el fondo de la tabla se ubican Nicaragua (15º), Honduras (17º) y Guatemala (18º). En cuanto a los dos paÃses más grandes de la región, que denominamos megapaÃses latinoamericanos, México vuelve a retroceder y esta vez se ubica en el noveno lugar del ranking regional, mientras que Brasil obtiene su peor puntaje de la serie 2002-2016 y se ubica en el puesto 14º. Como destacamos cada año, la riqueza de esta información se encuentra en el análisis de cada indicador y cada dimensión y en la comparación de esos valores con la propia historia del paÃs y con la situación en paÃses de similares complejidades y contextos; de allà nuestra permanente convocatoria a la utilización de este informe para la elaboración de polÃticas de Estado que apunten a eliminar de raÃz los graves problemas polÃticos, sociales y económicos de los paÃses de la región. En la intención de destacar los caminos virtuosos, en este informe destacan los indicadores con el mejor puntaje alcanzados por: - Chile en derechos polÃticos, libertades civiles, seguridad, baja mortalidad infantil, tasa de egreso del nivel secundario y libertad económica; - Uruguay en adhesión polÃtica, derechos polÃticos, libertades civiles, bajo nivel de corrupción, estabilidad institucional, población bajo la lÃnea de pobreza y menor brecha de ingreso; - Costa Rica en derechos polÃticos, libertades civiles, accountability, estabilidad institucional y gasto en salud; - México en representación polÃtica en el Congreso; - Argentina en matriculación en escuela secundaria y PIB per cápita; - Bolivia en género en el gobierno; - Venezuela en gasto en educación; - Ecuador en inversión; - Paraguay en menor endeudamiento; - Guatemala en nivel de desempleo. Como indican estos resultados, el proceso del desarrollo democrático es complejo e involucra a un conjunto de situaciones. No alcanza con un buen resultado en algún indicador y asà se evidencia en los casos de Guatemala, Paraguay y Venezuela, entre otros. Precisamente por eso, no alcanza con la evaluación de ningún ranking, es el análisis, la formulación y la ejecución de las polÃticas en cada paÃs lo que puede modificar esta realidad. Modificar el autoritarismo en los liderazgos, atacar las causas de la corrupción, la pobreza y la marginación, favorecer la equidad, combatir el narcotráfico y la violencia son las cuestiones centrales de la agenda polÃtica latinoamericana. Deseamos que este trabajo sirva de instrumento para esos fines.
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