IDD-Lat 2010
Presentación del informe 2010
Hoy se considera que la democracia es una condición esencial para promover el desarrollo humano de las sociedades. No se concibe el desarrollo económico y social de la población fuera de contextos democráticos, pero a su vez, no todas las sociedades cuentan con democracias fuertes, estables y desarrolladas.
Consideramos al desarrollo democrático como un proceso en sí mismo, no lo   consideramos una sumatoria de los conceptos “desarrollo” y “democracia”, sino un concepto que integra y potencia la significación de cada uno de ellos.

Las democracias latinoamericanas presentan una singularidad histórica y características específicas que las hacen propias y originales, con algunas similitudes pero también con grandes diferencias respecto de las democracias de los países centrales. Los desafíos de estas democracias son propios y singulares.
El Índice de Desarrollo Democrático de América Latina, IDD-Lat, es un instrumento de análisis político, elaborado en base a datos de la realidad de 18 países de la región, que permite medir los avances o retrocesos de los países latinoamericanos en su desarrollo democrático. Esa medición se realiza tomando estadísticas oficiales y privadas de reconocida validez, y poniéndolas en relación con los datos del conjunto de países evaluados.

Es necesario medir el desempeño de las democracias latinoamericanas, en base a parámetros propios y con referencias específicas a sus particularidades históricas, culturales, sociales y económicas, para ayudar a clarificar la situación tanto hacia el interior de cada sociedad democrática, como hacia quienes interactúan desde el plano internacional con cada uno de los países.
Existen hoy bancos de información sobre diversos aspectos de la vida de los países latinoamericanos. Se observa una creciente divulgación de mediciones confiables en el campo social, político e institucional que, si bien no llegan a responder todas las necesidades de información, dan cuenta de la complejidad de cada sociedad, y permiten elaborar tendencias generales del comportamiento tanto de las instituciones, como de los ciudadanos y su dirigencia. Son muchos los datos socioeconómicos existentes merced a la acción de los organismos internacionales (BM, FMI, BID, CEPAL, PNUD, entre otros), los que son homogéneos, comparables y de fácil acceso, aunque debe hacerse la salvedad que presentan un cierto retraso entre su obtención y posterior publicación.

No existen, sin embargo, parámetros de comparación de esos procesos ni del nivel de eficiencia en su desarrollo, que permitan destacar los avances y señalar los retrocesos. La Declaración del Consejo de Presidentes y Primeros Ministros de las Américas en octubre de 2000 lo reconocía al sostener:

              “Proponemos el establecimiento de una tarjeta de evaluación de responsabilidad para medir el progreso en las dimensiones democráticas, y que sirva de base para implementar mejoras en la calidad de la democracia en cada uno de nuestros países. Reconocemos que la democracia es una blanco móvil; tiene múltiples dimensiones y los países pueden avanzar o retroceder en cualquiera de estas dimensiones de manera simultánea. También reconocemos que la democracia exige que los líderes se responsabilicen de cara a los electores. Pedimos a los gobiernos del hemisferio que asuman sus responsabilidades entre sí y ante sus propios ciudadanos mediante la evaluación franca de sus prácticas democráticas.
Una tarjeta de evaluación de responsabilidad puede servir como fuente de información para que los gobiernos y las sociedades establezcan prioridades en sus programas de ayuda.
Esta tarjeta de evaluación de responsabilidad puede ser usada también como una señal inicial que indique a un país y a la comunidad internacional el posible deterioro de una o más de una de las dimensiones de la democracia. Tal indicador inicial puede ayudar a prevenir una grave erosión de la calidad democrática, proporcionándoles el tiempo necesario a los ciudadanos, a las burocracias naciones, y a los organismos de ayuda internacional para que actúen e implementen nuevos programas o reformas para contraatacar dicha erosión”.

Sin embargo, hasta el presente no ha habido más que intentos académicos y parciales para resolver la cuestión.

La posibilidad de articular un conjunto de indicadores institucionales, sociales y económicos en la elaboración de un “Indice de Desarrollo Democrático Latinoamericano: IDD-Lat”, ha impulsado a la Fundación Konrad Adenauer y a Polilat.com, a encarar un trabajo de investigación que permitiera determinar el potencial de información existente en la región, y encarar una propuesta metodológica para el cálculo anual del índice.
Es nuestro interés realizar un aporte concreto para el análisis comparativo, tanto a nivel global como en aspectos parciales del comportamiento democrático de gobiernos y sociedades en Latinoamérica.
Por lo tanto el IDD-Lat es un producto singular, útil para medir y analizar una realidad circunscripta geográfica, histórica, política, social y económicamente al territorio latinoamericano.

Esta nueva medición del Índice de Desarrollo Democrático de América Latina encuentra a la democracia regional en un contexto de nuevas y recurrentes incertidumbres:
           ¿La crisis internacional quebrará, detendrá o ralentizará la curva hasta ahora ascendente del desarrollo democrático regional registrada durante los últimos seis años?
           ¿Será este un momento decisivo en la lucha entre un modelo regional integrado al mundo y otro que entiende que el cierre de fronteras regionales mediante barreras de todo tipo constituye el mejor camino para su desarrollo?
           ¿Se afirmará un modelo político centrado en las instituciones y en la democracia o se consolidarán los esquemas de poder basados en los liderazgos personalistas y la precariedad política e institucional?
           ¿ Lograrán las economías basadas en productos de escaso valor agregado mantener las ventajas comparativas alcanzadas en la economía mundial como producto de la presión de de la demanda de China y la India por esos productos?
           ¿Cómo le irá a la región en su lucha contra la pobreza endémica y en el logro de los objetivos del Milenio?
No son éstas las únicas dudas e incertidumbres que agobian a ciudadanos y gobernantes pero es indudable que la región vive una encrucijada que sólo encontrará respuestas en la realidad  que dirigentes y ciudadanos forjaremos en los años próximos.
En este informe incluimos un apartado especial acerca de la importancia de la Justicia para el logro de un buen desarrollo democrático. La morosidad en los resultados, la corrupción, el clima de violencia e inseguridad y en algunos casos la ausencia de justicia han puesto en jaque los derechos y libertades de los ciudadanos de regiones e incluso de países enteros.
Sólo persiguiendo en el marco de la ley a quienes delinquen y a quienes abusan de las instituciones, se construye democracia y se logra una mejor calidad de justicia, y éstas han sido deudas generalizadas en las jóvenes democracias latinoamericanas.
En nuestro informe 2010 del desarrollo democrático sobresalen los siguientes hechos relevantes:
A. En el período 2002-2010:
     La democracia de los ciudadanos, aquella que tiene que ver con el respeto de derechos y libertades y con las condiciones para su ejercicio se encuentra en la mayor parte de los países en un nivel de aplazo.
     Igual condición se repite para la democracia de las instituciones, o sea aquella que determina la calidad institucional y política de los países.
     La ascendente curva de resultados del ejercicio del poder democrático en la región, (desarrollo humano, social y económico) tiene que ver más con la onda expansiva de la economía mundial y el precio de los commodities que con la eficacia de las políticas nacionales.
     Son tres los países que se distinguen en todo el período de medición (2002-2010) y en todas las dimensiones por la excelente puntuación obtenida: Chile, Uruguay y Costa Rica
     Los países de mayor peso económico y poblacional presentan un comportamiento muy desparejo que termina colocándolos en posiciones intermedias: Brasil, México, Argentina, o en calificaciones más bajas, como son los casos de Colombia y Venezuela.
     Los países que se destacan por un comportamiento homogéneo de bajo desarrollo durante todo el período de medición y en todas las dimensiones (debajo de 4,5 puntos), son: Ecuador, El Salvador, Guatemala y Venezuela.
     Bolivia, Honduras, Nicaragua, Paraguay y República Dominicana, presentan bajo desarrollo en tres de las cuatro dimensiones medidas.
     Esto indica que a estos 9 países no les resultará simple escapar de la zona de bajo desarrollo democrático.
B. Comparación 2010-2009:
     En el informe 2010, son 12 los países (66,7%) que empeoran en la Dimensión de derechos y libertades del ciudadano.
     En tanto, para este año, 11 países (61,1%) empeoran en la Dimensión de Calidad Institucional y eficiencia política.
     Sólo 7 países (38,9%) empeoran en la medición 2010 su resultado en la subdimensión social, posiblemente a causa del rezago en la medición de indicadores sociales lo que puede ralentizar el impacto de la crisis en este tipo de indicadores.
     En la subdimensión económica la mitad de los países avanza y la otra mitad retrocede.
     En la medición puntuación general del IDD-Lat respecto del año anterior son 10 (55,5%) los países que caen.

Esperamos que este informe resulte de utilidad para todos aquellos dirigentes que se sienten comprometidos con el logro de un mejor conocimiento de su realidad para modificarla construyendo mejor democracia.
 

Bernd Löhmann
Fundación Konrad Adenauer

Jorge Arias
Polilat.com
 
volver